Jueves 25º del TO

Jueves 25º del TO

Lc 9, 7-9

El Mensaje y el Mensajero

Queridos hermanos:

Hoy, la Palabra nos presenta la fama de Jesús, que se extiende por toda la región. Su predicación asombra, sus obras conmueven, y sus discípulos, enviados a anunciar el Reino, llevan consigo el fuego del Evangelio. La noticia de sus prodigios llega incluso a oídos del impío Herodes. Pero no todo el que escucha se convierte. Herodes, aunque atraído por la voz de Juan el Bautista, termina por mandarlo decapitar. Y a Jesús lo tratará de loco, lo despreciará, se burlará de Él.

¡Qué misterio el del corazón humano! Cristo, que acoge a los pecadores, llama a Herodes “zorro” y se niega a dirigirle la palabra. No por falta de misericordia, sino porque conoce la dureza de su corazón. El Señor resiste a los soberbios, dice la Escritura. Y el Evangelio nos recuerda que ni siquiera se confiaba a quienes decían creer, porque conocía lo que había en el interior de cada uno. San Pablo lo afirma con fuerza: “De Dios nadie se burla” (Ga 6, 7).

Hermanos, si aquellos que rechazaron a Juan no pudieron acoger a Cristo (Lc 7, 30), ¿cuánto menos podrá hacerlo Herodes, que lo mandó matar? San Mateo y san Marcos nos dicen que Herodes gustaba creer que Juan había resucitado, como si así pudiera acallar su remordimiento por haber asesinado a un profeta. Pero la conciencia no se silencia con fantasías, sino con la conversión del corazón.

Dios pasa a través de sus enviados. ¡Ay del que permanece indiferente o los rechaza! Porque “quien a vosotros rechaza, me rechaza a mí; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” (Lc 10, 16). Y también: “Cuanto hicisteis con uno de mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Rechazar al mensajero es rechazar el mensaje. McLuhan lo expresó en lenguaje moderno: “El medio es el mensaje.”

Pero el Padre no envió a un profeta cualquiera. No. Envió a su propio Hijo. El Verbo hecho carne. El rostro de su misericordia. El que vino a buscar lo que estaba perdido. Cristo, a su vez, envió a sus “pequeños hermanos.” Y tú: ¿Los escuchas? ¿Los acoges? ¿O los rechazas?

Hoy es tiempo de abrir el corazón. Hoy es tiempo de conversión. 

           Que así sea.

                                                                                                                                  www.cowsoft.net/jesusbayarri  

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