Sábado 34º del TO

Sábado 34º del TO

Lc 21, 34-36

Queridos hermanos:

          Como estamos viendo estos días, es necesario estar preparados al encuentro del Señor, como fue necesario a aquellos sobre los que vino la destrucción de Jerusalén. También a nosotros se nos removerán todas las cosas: la rutina diaria, nuestros proyectos, nuestros planes, y hasta de la vida misma se nos privará un Día. Nuestra preparación está en la vigilancia del corazón, por el deseo del encuentro con el Señor, que si es verdad que debe ser constante, debe también mirar al encuentro definitivo.

          Pero como no somos ángeles y estamos sometidos a la concupiscencia, es necesario ejercitar también nuestro cuerpo a la vigilancia para que el espíritu vele en la oración, porque cuando viene a menos este deseo del Señor, nuestro corazón se enreda en los afectos terrenos de las cosas y de las personas y se va instalando en lo que es de por sí caduco, y como consecuencia se va corrompiendo con los goces inmediatos, que como no sacian, exigen cada vez una satisfacción mayor, en un vano intento de plenitud que nunca se alcanza. Acordémonos de la semilla que cae entre abrojos y es sofocada por las preocupaciones del mundo, los placeres de la vida y el afán de las riquezas.

          Somos invitados, pues, a estar ceñidos por la esperanza que nace del amor, y por el discernimiento de lo importante y definitivo que saciará nuestro corazón. Velemos, pues, mediante la sobriedad de nuestros sentidos, y la pureza de nuestros afectos como la esposa del Cantar en medio de los sueños de esta vida, y así escucharemos al Esposo que viene en la noche a llamar a nuestra puerta, para llevarnos a la posesión de su Reino en las bodas eternas, con las que desea unirse a nosotros para siempre.

          Que así sea.

                                                           www.jesusbayarri.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario