Sábado 28º del TO

Sábado 28º del TO

Lc 12, 8-12

Queridos hermanos:

Esta palabra gira en torno al testimonio del Señor que hemos acogido, habiendo realizado para nosotros y en nosotros las maravillas de su amor. Todos somos llamados, y es una deuda de gratitud dar testimonio de lo que Dios ha hecho con nosotros en Cristo. Podemos dudar de ideas y conceptos que superan nuestra capacidad, pero no podemos negar los hechos con los que Dios nos ha testificado su amor en Cristo, Hijo suyo y Señor nuestro.

También Cristo ha venido para dar testimonio de la Verdad, que es el amor del Padre a todos los hombres, y que manifestó entregando su vida para el perdón de los pecados. Dice Cristo, que es posible rechazar al hijo del carpintero, pero ¡ay! del que rechace las obras con las que el Espíritu Santo testifica en él. No es igual ofender la humanidad evidente de Cristo, que su divinidad visible en las obras del Espíritu, que el Padre le concede realizar: “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.” Para algunos Padres de la Iglesia, pecar contra el Espíritu sólo es posible habiéndolo recibido en el bautismo y permaneciendo impenitente; obstinadamente contumaz en la ofensa.

El problema de la encarnación está referido no solamente a Cristo, sino que trasciende también a su Iglesia: “Quien os acoge a vosotros me acoge a mí, y quien me acoge a mí, acoge a Aquel que me ha enviado”. En ese “vosotros” están los apóstoles, los catequistas y cuantos son enviados en su nombre. El envío es la primera característica del verdadero apóstol y después vendrán las otras que menciona san Pablo: paciencia en el sufrimiento, y señales, prodigios y milagros. “Al que yo envío le acompaña mi terror”.

Junto a sus enviados, el Señor suscita también los carismas a través del Espíritu, que la Iglesia debe discernir. No reconocer el discernimiento de la Iglesia ignorando los frutos del Espíritu, es una tremenda responsabilidad, de la que deberemos rendir cuentas y que ya ahora tiene sus consecuencias en la propia vida.

Que así sea.

                                        www.jesusbayarri.com

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