Santísimo Nombre de Jesús
Flp 2, 6-11; Lc 2, 21-24
Queridos hermanos:
"Cuando
se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús,
el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron
los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús
a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor:
Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un
par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.”
Como dice Teodoto de
Ancira, el Señor elige todo lo pobre y humilde, todo lo pequeño y sin
apariencia ante la multitud, para que se reconozca que sólo Dios ha salvado al
mundo. Por eso escoge una madre pobre, una patria aún más pobre, haciéndose Él
mismo indigente de bienes materiales.
En efecto, Cristo vino a dar cumplimiento a la ley en su persona (todo está cumplido) y alcanzarnos a nosotros, gratuitamente, este cumplimiento que nos salva: “No hay otro Nombre dado a los hombres en el que debamos salvarnos."
Que así sea.
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