Viernes 14º del TO

Viernes 14º del TO

Mt 10, 16-23

Queridos hermanos:

          Hay persecuciones porque hay depredadores, gente seducida por el lobo, que suelen vestirse con piel de oveja. No hay que provocar la persecución sino actuar con prudencia ante quienes engañan, y con la astucia que saben utilizar los malos para sus maldades. Con todo, la persecución no faltará. Dios que la permite, hará que produzca fruto mediante el testimonio del Espíritu, y sea un medio de conversión para nosotros y para el mundo que no lo conoce o se ha apartado de Dios.

          Como dice San Agustín: El que nos parece el peor se convierte y es el mejor; y el que nos parecía el mejor se pervierte y es el peor. “Corruptio optimi, cuiusque pessima” (conversio pessimi, cuiusque optima) Nuestro trabajo es prestar libremente y de buen grado nuestro cuerpo, y el fruto, es Dios quien lo da muy por encima de nuestras capacidades y expectativas. Dios inspira a quien habla en su nombre y convierte a quien escucha con un corazón recto.

          El protomártir Esteban nos pone de manifiesto no sólo la persecución real a los discípulos en aquel ambiente del rechazo a Cristo, sino su condición esencial frente al mundo, siempre en constante oposición a la misión del discípulo: Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel. “Señal de contradicción”. Esa es la esencia de la condición del cristiano y deberá serlo en cada generación, según la visión profética del Señor: Si a mí me han perseguido, a vosotros os perseguirán. Yo al elegiros os he sacado del mundo. Si el mundo os odia sabed que a mí me ha odiado primero, porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

          Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, y mi espíritu hablará por vosotros, dándoos una sabiduría a la que no podrá contradecir ningún adversario vuestro; también hablaré ante el Padre en defensa vuestra, mostrándole mis llagas gloriosas que os purifican de todo pecado y de todo mal; os fortaleceré para que podáis perseverar hasta el fin, en el testimonio que se os asignará para salvación del mundo, y que os salva a vosotros desde ahora: Veréis el cielo abierto y al Hijo del hombre en pie a la derecha del Padre.

           Caridad y anuncio son inseparables y se corresponden mutuamente: Cristo es el cumplimiento de las profecías, al que tienden todas las Escrituras y la misma historia de la salvación humana. Esteban recibe el Espíritu del Señor, y junto a su sangre, ofrece a Dios el perdón de sus enemigos, como digno discípulo del Señor crucificado en su favor.

          Así se propagará su testimonio precioso por el mundo griego y llegará hasta nosotros, que lo recordamos unido a la emoción navideña del “Niño” recostado en un pesebre: Pajas y maderos que envuelven glorias y amores eternos; Como dijo Tertuliano: «Nosotros nos multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los cristianos es una semilla» (Apologético, 50,13). En medio de la persecución, hacemos presente al Señor, que nos acompaña siempre con su cruz, levantada y gloriosa desde la cuna hasta el sepulcro.

          Que así sea.

                                                 www.jesusbayarri.com   

 

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