Sexta feria mayor de Adviento “Oh Rey de las naciones”
(1S 1, 24-28; Lc 1, 46-56)
Queridos hermanos:
La palabra de hoy nos presenta las acciones
de gracias de Ana y de María, madres por la gracia de Dios, que escucha la
oración y se fija en la humildad para ser fiel a su promesa. Dios no defrauda y
nos invita a confiar en él y a no dudar de su poder, pues también nosotros
hemos sido evangelizados con la promesa de un fruto que saldrá de nuestros corazones
y que será obra de Dios.
Con la elección de Samuel, el hijo de
Ana, como profeta, comienza el anuncio de un nuevo sacerdocio, pero será con
Cristo el hijo de María, con quien Dios se prepara el sumo y eterno sacerdocio,
que intercederá eficaz y perfectamente por toda la humanidad,
Dios sigue dando a su Iglesia mediante
su elección gratuita nuevos servidores como Samuel, el hijo de Ana, y nos
propone su total entrega y dedicación, figura de las de Cristo, el hijo de
María, a cuya misión hemos sido llamados y estamos siendo incorporados.
Exultemos, pues, con estas dos
bienaventuradas madres en el Señor, que a través de nuestra madre la Iglesia,
nos da a Cristo en la Eucaristía, y unámonos a su acción de gracias, nosotros
que hemos sido llamados a su servicio, gratuitamente, desde la bajeza de
nuestros pecados, y nos ha colmado de sus gracias.
Que la Eucaristía nos una cada vez más
firmemente a Cristo en su seguimiento y en la entrega a nuestros hermanos.
Que así sea.
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