Santos Cristóbal Magallanes y compañeros mártires.
Sb 3, 1-9; Rm 8, 31-39; Mt 10, 17-22
ó Jn 12, 24-26
Queridos hermanos:
Celebramos
hoy la fiesta de estos mártires que tiene un significado especial para nosotros
porque son muy próximos a nosotros, no sólo en el tiempo, sino en su cercanía
física, porque son de esta tierra, han estudiado en el seminario, o han vivido
como unos cristianos más, con sus debilidades y problemas. Tienen de especial,
que Dios los ha elegido para testificar a Cristo Rey, en medio de su tiempo y
frente a los enemigos de la fe, y para ese testimonio, han recibido una gracia
especialísima del Espíritu Santo, de fortaleza, que les ha llevado a sufrir y
entregar su vida por Jesucristo. Claro está, para recibir esa gracia hay que
permanecer en el amor del Señor, unidos
a Él, y dar un fruto centuplicado, reproduciendo la imagen de Cristo.
La
Iglesia los ha canonizado para ser, lo que significa esta palabra, norma de
vida, modelos a emular por el pueblo cristiano, de forma que viendo la obra de
Dios en ellos, comprendamos que también en nosotros la puede realizar el Señor
si nos mantenemos unidos a él. Como dice san Pablo, Dios nos ha destinado a ser
santos e inmaculados en su presencia por el amor.
La
Eucaristía nos ayuda a que nuestras debilidades e imperfecciones vayan siendo
purificadas y nos dispongan a la total entrega a la voluntad amorosa de Dios.
Que
así sea.
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